El diablo y Daniel Johnston

El diablo y Daniel Johnston (The Devil and Daniel Johnston)
2005. E.E.U.U. Director: Jeff Feuerzeig.

Después del visionado de este documental queda claro el inmenso potencial creativo de Daniel Johnston, un talento que no disminuye ni con la edad ni con los problemas mentales del protagonista. Sin embargo, este documental parece subirse al carro de aquellos trabajos que tratan sobre artistas outsiders, como es el caso de la cinta Que tienes debajo el sombrero sobre la vida de la artista con síndrome de Down Judith Scott o el trabajo sobre la obra de Henry Darget En los reinos de lo irreal.

Estos trabajos siguen la estela de ese interés, que comenzase durante los primeros años del s.XX, cuando las vanguardias artísticas, aburridas y cansadas del Arte y las manifestaciones plásticas más académicas, buscasen, en el arte de las personas marginadas y en los niños, una fuente de inspiración y renovación conceptual y formal. Este interés por aquellos artistas outsiders, artistas que pertenecen al movimiento del art brut (término acuñado por Jean Dubuffet), responde en mi opinión a un vago aburrimiento por parte de las élites intelectuales, que pretenden hallar en las manifestaciones artísticas de personas sin ninguna formación, un ejemplo de arte puro y sin contaminar que, irónicamente logran institucionalizar al colocarles una etiqueta y hacerlos formar parte de los circuitos tradicionales del arte (galerías, subastas, museos, etc).

Me pregunto tras ver el documental, si Daniel Johnston (aparte de su talento, que lo tiene) no será uno más de esos fenómenos temporales encumbrado por unos fans y unos productores-galeristas, que buscan la novedad y lo raro. La enfermedad mental de Daniel, bien parece ser el detonante de esa Danielmania, pues el tópico nacido durante el Románticismo del artista-genio-loco sigue vivo y con más poder que  nunca (a juzgar por el inmenso atractivo e interés que despiertan tanto los trabajos de estas personas como los trabajos creados a partir su vida). No estoy con ello menospreciando el indudable talento ni valor de las expresiones plásticas de estos outsiders, sino al sistema y al público que se mueve siguiendo unos tópicos que hace mucho dejaron de tener validez, sin cuestionarse ni plantearse que hay detrás de esas personas cuando dejan de ser  novedad: ¿Qué es de Daniel ahora? ¿vive con sus padres o ha terminado interno en una clínica? ¿sigue haciendo música? ¿porque ningún productor ni sello discográfico ha apostado lo suficiente por él, si al parecer, sus canciones eran tan buenas como las de Bob Dylan?, ¿qué ha pasado con esa Danielmania? ¿hubiese sido igual de famoso e interesante si Kurt Kobain no hubiese llevado la camiseta de Daniel Johnston?......

En cuanto al documental, me ha parecido un excelente trabajo desde el punto de vista narrativo y estético, plagado de imágenes en Super 8 (la mayoría tomadas por el propio Daniel) que le dan un aire de añoranza y melancolía, muy acorde con las letras del protagonista y con formas muy originales de mostrar el trabajo gráfico de Daniel a través de animaciones.



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